Todo el mundo tiene claro que ser competente es una ventaja, tanto dentro como fuera del mundo de la empresa. En el plano profesional, acumular competencias y reforzar habilidades, adquiriendo nuevas cuando se tenga ocasión es una manera de mantenerse relevante. El CV de alguien competente revela su interés por el trabajo bien hecho y sus ganas de aprender.
En la esfera privada, la persona que se preocupa por ser competente dejará que su motivación le impulse hacia la mejora continua, alejando el conformismo y buscando maneras de sacar el máximo partido de su tiempo.
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No cabe duda que en el mundo de los negocios ser competente ayuda, y mucho. Per al hablar de competencia en la organización se hace referencia a un concepto diferente.
En la empresa, las competencias bien definidas pueden ayudar a fomentar una cultura corporativa sólida, construir una fuerza laboral más alineada y establecer diferenciadores competitivos clave. También sirve para garantizar que existan unos determinados estándares de desempeño consistentes para los empleados, lo que puede ayudar a fomentar su compromiso y retención.
La competencia percibida es una autovaloración de un individuo en relación con sus capacidades y habilidad para controlar su entorno y situación. El aumento de la competencia percibida se puede lograr comenzando con pequeñas metas y tareas y aumentando hasta un nivel en el que el grupo o el individuo sea más capaz.
Quien es competente puede creer que lo es, o no tener claro si lo es tanto.
El cambio en el desarrollo en el nivel y la precisión de la competencia percibida se ha atribuido a cambios en las fuentes de información utilizadas para juzgar las propias habilidades, tales como las que tiene que ver con estas referencias:
Hay muchas razones para querer ser competente, y una amplia variedad de maneras de lograrlo. Conviene saber que para cada persona, esta definición tiene un significado distinto, pese a que, en la mayoría de los casos, se asemeje bastante.
En el mundo de la empresa, ser competente es lo que se dice de alguien que sabe trabajar en equipo, asume la responsabilidad de su trabajo y sus acciones, desea mejorar y se esfuerza por lograrlo (por ejemplo, a través del aprendizaje continuo), analiza todas las posibles alternativas antes de avanza en la toma de decisiones, tiene habilidades de comunicación, capacidades de liderazgo y actúa con ética e integridad, siendo fiel a sus principios y valores.
Créditos fotográficos: oatawa