La fotografía de la portada del polémico disco Load que lanzó Metallica en 1996 para desconcertar a sus seguidores con look, tipografía y hasta sonido nuevos, emana de una obra del artista Andres Serrano, titulada Blood and Semen III, cuyo origen se remonta a inicios de los 90.
¿Y qué hay en esa composición líquida con colores cálidos atrapada entre dos laminillas? Sangre y semen. El líquido rojo pertenecía a una vaca, mientras que el autor de la eyaculación fue el propio Serrano.
Si Metallica se había propuesto sacudir a la industria del metal y a sus propios fanáticos, no había mejor forma de hacerlo que usando a un artista visual conocido precisamente por causar eso mismo en su ramo. Y fue Kirk Hammett quien encontró la imagen en un libro y la propuso al resto de la banda para alimentar los rumores que, en aquel 1996, parecían complacer al cuarteto más que nunca.
«Es una imagen abstracta y bellísima, expuesta a la interpretación y a la metáfora», dijo Hammett, sabedor de que la lógica apuntaba a una mezcla de violencia y sexo para encapsular el hasta entonces más polémico álbum de Metallica.
Eso fue 1996 para Metallica. El año de la controversia, del amor y el odio, del blanco y el negro. Nada de puntos medios con Load, nada de cosas hechas a la vieja usanza. Por eso había que sangrar y eyacular. Porque en ninguna de las dos acciones uno se queda a medias.
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