Alexander Kosolapov, artista ruso nacido en 1943 en Moscú, vive y trabaja en Nueva York desde 1975. Es miembro cofundador del movimiento Sots Art, junto al dúo Komar & Melamid, cuyo significado es «socialismo y arte». Una reacción contra el realismo socialista y una burla del poder estatal en la Unión Soviética..

Sus obras mezclan símbolos, iconos culturales y tiranos de la Rusia comunista con marcas y referencias comerciales occidentales. El problema es que al elevar al héroe totalitario a mito de masas posmoderno, mediante la banalización pop, borra de nuevo aquello mismo que el dictador trataba de esconder: su condición de genocida.

En las primeras pinturas de Kosolapov entremezclaba ideologías opuestas para simbolizar la «guerra fría». Sin embargo, las referencias al “McLenin” se convirtió en la Unión Soviética en un símbolo de la perestroica.

Argumenta Kosolapov que es un artista feliz porque sus obras son interactivas; el espectador no permanece pasivo ante ellas, le hacen reaccionar ante esa mezcla de propaganda comunista, de infausto recuerdo, con iconos comerciales norteamericanos, al modo warholiano.

«Dice Kosolapov: “Me gustaría recordar que la posmoderniad significa el uso de citas e imágenes concretas del pasado en un nuevo contexto. Cuando pinté “Coca-Cola. It’s a real thing» con el retrato de Lenin, los abogados de Coca-Cola me demandaron. Argumentaban que mi cuadro de Coca-Cola patrocinaba el comunismo.

Es indudable que la idea de los cuadros de Kosolapov es crear un choque irónico entre el arte kitsch del realismo socialista con los dibujos de Walt Disney con la intención de hacer una crítica tanto socio-política como religiosa en clave pop. Lo que consigue es homologar a los genocidas con la cultura de masas.

Lo más discutible de esta crítica, sin duda bajo el influjo perverso de Andy Warhol y sus celebraciones pop de dos tiranos como sus Lenin y Mao, es la homologación sin más del arte soviético, de infausto recuerdo, con el arte de masas capitalista, que no tuvo necesidad de imponerse mediante una violenta dictadura.

La confusión producida por el efecto irónico posmoderno, clave del fenómeno friqui, puede apreciarse con extrema nitidez en las obras del brillante transgresor.