El forense de Los Ángeles determinó que la causa de la muerte de Matthew Perry fueron los efectos nocivos de la ketamina, más de un mes después del fallecimiento del actor de Friends, sucedido el 28 de octubre.
Perry fue encontrado inconsciente en la piscina de su residencia en la zona de Pacific Palisades de Los Ángeles. Los paramédicos acudieron al lugar y declararon el fallecimiento del actor.
Además de los "efectos nocivos" de altos niveles de ketamina, entre los factores que contribuyeron a la muerte de Perry figuraban el ahogamiento, la enfermedad coronaria y los efectos de la buprenorfina, un fármaco utilizado para tratar el trastorno por consumo de opiáceos. Se determinó que el deceso fue accidental.
El informe de la autopsia del forense señalaba que Perry recibía terapia de infusión de ketamina para tratar la depresión y la ansiedad, siendo la terapia más reciente "al parecer una semana y media antes de la muerte". El informe de la autopsia señala que la ketamina encontrada en el organismo de Perry en el momento de la muerte "no podía proceder de esa terapia de infusión, ya que la duración promedio de la ketamina es de tres a cuatro horas, o menos".
El informe decía que aunque no se pudo determinar el método de ingesta, sí se encontraron trazas de la sustancia en el estómago de Perry.
"Para los altos niveles de ketamina hallados en sus muestras de sangre postmortem, los principales efectos letales serían tanto por sobreestimulación cardiovascular como depresión respiratoria", afirmaba el informe de la autopsia.
Perry había consumido drogas en el pasado, pero llevaba "19 meses limpio", según el informe. El actor había hablado abiertamente de sus luchas con la adicción, que se remontan a su época en la exitosa serie Friends en la década de 1990.
¿Qué es la ketamina y cómo funciona?
La ketamina es un anestésico disociativo que tiene algunos efectos alucinógenos, según la DEA. Sus usos médicos incluyen la inducción y el mantenimiento de la anestesia. También se usa como tratamiento de la depresión.
La sustancia se sintetizó por primera vez en 1962 y su uso como anestésico se aprobó en Estados Unidos en 1970. Aunque es habitual encontrarla en medicamentos como los tranquilizantes para caballos, también se ha utilizado para atender animales más pequeños y a seres humanos durante décadas.
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La ketamina adquirió mayor popularidad en los años 70 y 80 por su uso como droga ilegal en fiestas, también era conocida como 'Special K'. Hoy en día se sigue utilizando como droga recreativa.
Algunos psicoterapeutas han afirmado que la droga funciona de forma similar a otros antidepresivos porque estimula las sustancias químicas del cerebro que producen bienestar. También puede reducir la inflamación y formar nuevas vías neuronales asociadas a la capacidad de crear nuevos hábitos y comportamientos.
¿La esketamina es distinta? ¿Es legal?
La FDA aprobó una versión de la ketamina llamada esketamina, o Spravato, en 2019. Es una versión inhalada que debe administrarse en el consultorio de un médico, y solo está aprobada en los casos de personas que se han sometido a otros tratamientos para la depresión y no les han funcionado.
Según el Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia, se ha descubierto que la esketamina ayuda a reducir la depresión con pensamientos suicidas. Se cree que funciona de forma diferente a los antidepresivos tradicionales, lo que puede ayudar a quienes no respondieron a esos tratamientos.
Los pacientes suelen someterse a ocho semanas de tratamiento con esketamina, con varias terapias por semana, según Columbia, que añadió que los pacientes que reciben el tratamiento "suelen experimentar una sedación y disociación leves".
¿Es seguro el uso de la ketamina?
El creciente interés por los psicodélicos como tratamiento de salud mental ha impulsado un auge de clínicas por todo EE.UU. que promocionan la sustancia que es muy conocida en la escena de los clubes. El uso de la ketamina para tratar la depresión es legal y los médicos dicen que puede cambiar las reglas del juego, pero también es una industria que, en gran medida, no está regulada lo que conlleva graves riesgos.
Según el Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia, la ketamina es una "anestesia eficaz y segura" cuando se administra por vía intravenosa. Columbia también promociona su uso para tratar múltiples trastornos psicóticos, incluida la depresión.
Como es un fármaco aprobado por la FDA, cualquier médico puede prescribirlo con, pero eso no incluye la ketamina IV, que no está aprobada. Columbia afirma que el tratamiento inicial de infusión se realiza a lo largo de dos o tres semanas, y que cada terapia dura una o dos horas. Pero señalan que, al igual que ocurre con la eskatemina, el tratamiento no está indicado para pacientes que hayan sufrido psicosis o estén abusando activamente de las drogas o el alcohol.
Y, aunque es legal, la ketamina no está aprobada para su uso como tratamiento de afecciones psiquiátricas. Sin embargo, Dan Iosifescu, catedrático de psiquiatría de la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York, es uno de los especialistas que apoya su uso para atender a pacientes con problemas de salud mental.
"Las personas con depresión muy grave y difícil de tratar podrían mejorar mucho en 24 horas tras un solo tratamiento", declaró a NBC New York en mayo.
"Desafortunadamente, hay clínicas a las que he remitido pacientes que no han seguido los protocolos de seguimiento. En mi opinión, eso pone a los pacientes en cierto nivel de riesgo", dijo Iosifescu.
¿Cuáles son los posibles riesgos y efectos secundarios del uso de la ketamina?
James Murrough, de la Facultad de Medicina Icahn de Mount Sinai, se muestra esperanzado por los beneficios del tratamiento con ketamina. Pero también señala que los pacientes suelen necesitar un tratamiento prolongado, lo que conlleva riesgos.
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"Tenemos que pensar muy juiciosamente sobre la cantidad de ketamina que estamos utilizando, y con qué frecuencia para beneficiar a un paciente y mantener el tratamiento", dijo Murrough.
Y añadió que el fármaco a menudo deja de funcionar si la gente no lo toma más. Además, el uso recreativo prolongado en dosis elevadas puede tener efectos secundarios graves, como pérdida de memoria, cambios de humor y pérdida del funcionamiento cognitivo.
"Los índices de personas que desarrollan adicción son relativamente bajos, pero no debemos bajar la guardia", afirmó Murrough.
Con información de NBC New York y The New York Times