imagina: te quedas en casa a cuidar a lukas mientras reiner va a una fiesta de beneficencia organizada por su madre. cuando regresa, está borracho y caliente.
nota: ambientado en el universo moderno.
—¿Ya te vas, cariño? —Cuestionó, terminando de lavar los platos sucios.
—Sí, todos me están esperando. —Bufó, mirando la hora en su reloj de muñeca. —¿Segura que no quieres ir? Aún hay tiempo para llamar a la niñera y que cuide de Lukas. —Se acercó a ella, colocando sus manos en su cintura y dándole un beso en la mejilla.
—Estoy totalmente segura. Además, quiero pasar tiempo con él. —sonrió dulcemente, y eso enloqueció el corazón del rubio.
—Entiendo. —suspiró risueño y le dio otro beso, esta vez en sus labios. —Intentaré venir temprano, no quiero estar tanto tiempo con ellos. —besó sus labios por última vez, despidiéndose de ella y, antes de salir de casa, despidiéndose de su hijo también. —¡Te amo! —Exclamó antes de salir por la puerta.
Sonrió enamorada—, También te amo.
..
Los toquidos en la puerta despertaron a la (c/c), preguntándose sí era Reiner que olvido las llaves como la otra vez. Se restregó los ojos y ahogó un bostezo en su mano, poniéndose de pie para ir a abrirle al rubio.
—Vamos, Reiner, deja de ser tan molesto.
Frunció el ceño al escuchar la voz de Porco del otro lado de la puerta, abriéndola por fin, encontrándose con Marcel y Porco que tomaban a Reiner por los brazos mientras este decía estupideces arrastrando la voz. Estaba ebrio.
—¿Por qué? —Cuestionó, cruzándose de brazos.
—Peleó con un socio y también con su madre. —respondió Marcel, fastidiado por el peso casi muerto del rubio.
—¡Mi hermosa (n)! —Tomó aire, alejándose del par y acercándose a la mencionada. —¡Tengamos sexo! —comenzó a desabotonar su camisa.
La fémina rodó los ojos de manera divertida, riendo entre dientes, deteniendo lo que hacía—, No hagas ruido, despertarás a Lukas.
—Oh, cierto, cierto... Shhh. —Soltó risitas bajas.
—Gracias por traerlo, chicos, sé que cuando toma de más es una patada en el culo. —resopló, tomando a Reiner por el brazo, para que no se fuera de su lado. —Adiós. —Sonrió, cerrando la puerta luego. Suspiró, moviendo ligeramente su cabeza de un lado al otro. —Bien, vayamos a dormir.
—Nooo... Hagamos el amor. —se tambaleó un poco y colocó su mano en la mejilla de ella. —¿siii?, ¿podemos? —Hizo un puchero.
—Otro día. —lo arrastró, intentando subir las escaleras sin que él se tambaleara tanto y cayera. —No seas tan molesto, Reiner... Odio cuando te pones así. —musitó.
—¡Tenemos que darle hermanos a Lukas! —Exclamó, alzando su brazo libre, casi cayendo por las escaleras si no fuera por la chica.
—No quiero encargarme de dos niños ahora, así que cállate. —resopló, continuando con el reto de llevar a su novio ileso a la cama.
Y aunque fue muy difícil, logró llegar a la habitación y lanzar al rubio sobre el colchón, recibiendo una pequeña risa por parte de él.
—Te ayudaré a quitar tu ropa, sólo no lo hagas más difícil de lo que ya es. —caminó a las gavetas, en dónde estaba la ropa cómoda de Reiner, y abrió la primera. —Con esto basta. —tomó el primer short que vio y regresó al lado del hombre, quien ya se estaba desvistiendo con intenciones sexuales. —Que ni se te ocurre.
—Vaamooos.
Casi se tropieza con el pantalón al acercarse a ella.
(n) lo echó a la cama nuevamente y él tomó su cintura, subiendo un poco su camisa, besando su barriga, mientras la veía a los ojos. Se estaba excitando, ella lo podía ver en su mirada.
—Cielo, ¿Estás totalmente ebrio o estás consciente para hacer el amor? —preguntó, acariciando su cabello suavemente.
—Estoy bien. —suspiró, bajando el short corto de seda que ella cargaba. —Solo... Solo quiero hacer el amor, así yo... Yoo bajaré el a-alcohol. —Su mano tomó el elástico de las bragas y las estiró un poco, para luego soltarlas y sonreír pícaramente al escuchar a la (c/c) jadear por el impacto del elástico con su vientre.
Sus manos bajaron las bragas, dejando a la vista su vagina. Reiner le dio una rápida mirada al rostro sonrojado de (t/n) y luego volvió su vista a donde antes estaba. Separó sus piernas un poco y sus escurridizos dedos fueron lentamente hacia la entrada de la (c/c), acariciando suavemente su clítoris, causando jadeos en la chica.
—Te gusta, ¿cierto? —siguió dándole caricias al clítoris mientras metía uno de sus dedos dentro de la vagina, provocando un suave gemido en la (c/c).
—S-sí.
Con el pasar de los segundos, decidió meter otro dedo dentro, provocando que (n) echara levemente su cabeza hacia atrás, soltando un jadeo. Reiner sacó sus dedos, provocando una queja en la (c/c). Se puso de pie y besó ferozmente a la chica, tomándola de la cintura y la nuca para hacerlo más intenso.
Antes de acostarla en la cama, le quitó la camisa, dejando sus senos a la vista. Se colocó encima de ella, sin colocar todo su peso. Besó sus labios y luego descendió al cuello dejando un camino de besos húmedos. Se despojó de su ropa interior y bombeó su pene antes de alinearlo en la entrada de ella, pasando su glande por toda la humedad de su esposa.
—¿Hace cuánto no hacemos esto? —Preguntó, mirándola a los ojos.
—No lo sé. —Gimió. —Probablemente tres meses... No me interesa —Suspiró, perdida en el placer. —Fóllame, Reiner, por favor.
La penetró de una estocada, mirándola arquear su espalda y ahogar un fuerte gemido contra la palma de su mano. Él comenzó a balancearse, permitiéndose ir cada vez más rápido, disfrutando oír como ella gemía y suplicaba por más.
Enterró sus dedos en la cintura de la (c/c) mientras que ella lo hacía en su espalda, arañando esta, dejándole marcas que mañana seguramente se notarían con intensidad, y muy poco le importaba, a reiner realmente le gustaba que su esposa dejara sus marcas en él.
—Más.. por favor, más
Hizo caso gustoso, dándole lo que quería—, ¿Así?
—sí, joder, sí. —Gimió, ansiosa de querer llegar al orgasmo que cada vez estaba cerca.
De un momento a otro Reiner se detuvo, llamando por completo la atención de (n), quien iba a quejarse sino fuera porque él le pidió ponerse en cuatro. La (c/c) asintió, colocándose lentamente sus rodillas y manos sobre el colchón. Reiner la observó, su mano danzando en una de sus nalgas, apretando esta antes de darle una nalgada que sonó en toda la habitación. (n) jadeó, dejando al aire su culo, como si se lo entregara a su esposo en bandeja de oro.
Reiner sonrió, alineándose nuevamente en la entrada de (n), y se metió, soltando un bajo gemido al volver a sentir las paredes de ella apretando su miembro. Se inclinó sobre el cuerpo de su esposa y dejó algunos que otros besos en la nuca de la fémina, yendo más profundo, rápido y duro.
—¡Re-reiner! —La palma del rubio golpeó fuertemente la nalga derecha de (n) y un jadeo salió de la boca de ella.
Continuó haciendo la misma acción, dejando el culo de la (c/c) con un rojo intenso y cierto ardor picoso que probablemente se iría más tarde.
El rubio llevó su mano al clítoris de la fémina, en donde dio caricias que sincronizaban un poco con sus embestidas. Quería que ella llegara prontamente al orgasmo para que él también lo hiciera.
—Vamos, cariño, correte, correte para mi. —Gruñó.
—Joder, Reiner...
Sus paredes vaginales se volvieron más estrechas justo en el momento que llegó a su orgasmo, gimiendo alto el nombre de quien seguía penetrándola para llegar a su deseada liberación. Reiner siguió hasta por fin llegar, dejando su semen tibio dentro de ella, llevando su cabeza hacia atrás mientras soltaba un gemido de satisfacción y placer a la vez. Dio unas cuantas embestidas más hasta que terminó por completo. Sonrió, saliendo de (n) tomando aire en el acto.
—Había extrañado hacer el amor contigo. —Besó su espalda y se acostó a su lado, mirando lo cansada que ahora su esposa se encontraba. —Cálido, apretado, maravilloso, se sintió así.
Recostó su cabeza en el pecho desnudo de él, escuchando los latidos rápidos de su corazón. Sonrió cansada.
—Lo disfruté. —suspiró. —¿Ya no tienes alcohol en tu sistema?
Negó—, Ya todo bajo.
—¿Crees que Lukas nos haya escuchado? —Cuestionó, un tanto nerviosa.
—Nuestro hijo tiene el sueño pesado, ocurre un terremoto y eso no puede hacerlo despertar.
—Sí, bueno... —soltaron una pequeña carcajada—, ¿Quieres una segunda ronda?
—Sabes que sí, sólo déjame recargar energía. —Lamió sus labios.
—¡No cocino! —Gritaron al unísono.
—Vamos, cielo, estoy muy cansada para cocinar, hazlo por mi, ¿Si? —Lo miró con ojos de cachorro triste, sabía que él no podía resistirse a esos ojos suaves y tiernos.
—¡Bien! —La (c/c) se quitó de su pecho para que Reiner se pusiera de pie. —Sólo lo hago para tener sexo, tengo mucha frustración sexual desde hace tres meses, estoy cobrandolo, eh. —Tomó un paño y lo colocó alrededor de su cintura.
—Sí, sí, ya ve.
—Espero regresar y verte todavía despierta, esta madrugada será muy larga, cariño.
...
no soy bueno para escribir smut, aún aprendo.