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AGORA Y’ES TARDE

Eran bien fundados todos mis temores;


que vayan al diantre todos los dotores
con sus porquerías, que agora y’es tarde.

Agora y’es tarde,


querida hermanita,
ya duerme pa’siempre nuestra magrecita…

Botá toititas esas medecinas;


guindá de las puertas las negras cortinas;
pero antes de todo
ayudáme a vestirla de cualquier modo,
pongámole aquella brillante camisa
que trujo del pueblo en la feria pasada,
aquella camisa
de seda floreada.

Pongámole aquellas enaguas de lana


q’el día e’su santo le trujo ña Juana;
y el escapulario,
y aquel collarcito de negros pacones
con q’ella mesmita rezaba el rosario
a toititos los santos de sus devociones…

Bien te lo decia
que al brincar la luna se nos morería…

Ya lo presentía,
querida hermanita,
ya lo presentía.
La gallina zapa toitita la noche paso cacareando.
Que tristes cantaban los gallos en los corredores…

Toitita la noche
pasaron cantando,
toitita la noche…

¡Que noche tan triste, tan larga y oscura!


Mi cuerpo temblaba de justos temores,
pos ya presentía
que al brincar la luna se nos moreria…

¡Se juerte, hermanita, no seas cobarde!


Yo voy ora mesmo a’brir la sipultura…
Y si acaso se asoman po’aqui los dotores,
deciles llorando q’agora y’es tarde…
¡Que vayan al diantre con sus medecinas!
Deciles q’estarde, querida hermanita…
¡Que duerme pa’siempre nuestra magrecita!

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